ROXANA BATAZ A.
Con mucho orgullo me siento guerrerense,
el fandango y el son engrandecerse,
volcaron en mi pecho su alegría,
y es mi mar mi refugio cada día.
Cada costa con encanto poético,
la belleza incomparable de Acapulco,
Atoyac yo siempre te recuerdo,
y en Coyuca nació la que más quiero.
De paso por Atenango...,
con camino a Chilpancingo,
pasando por Copalillo,
Zitlala y Ahuacotzingo.
Recorriendo Tlapa, Olinalá y Mochitlán,
Tixtla, Chilapa y Zapotitlán,
ahí se presiente el alabar,
nuestra cultura artesanal.
Pasando por Tecoanapa,
Ayutla, San Marcos y Copala,
recordando a un viejo amor,
Ometepec con gran valor.
En Guerrero se olvidan las penas,
se apasionan el alma, la sangre y las venas,
cantando corridos y sones,
los guerrerenses conquistan corazones.
La quietud de Chilpancingo,
capital del estado,
Taxco cuna de enamorados,
y en Guerrero todo vuelve a ilusionarme,
¡y soy Guerrerense, Guerrerense hasta morirme!
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